lunes, 3 de noviembre de 2008

ONETTI

Esta vez cuelgo un microrrelato del que para mí es uno de los mejores escritores de la angustia, maestro en sumergir al lector en atmósferas inquietantes. Cuánto se puede contar con tan pocas palabras. Nada sobra y nada falta.

LOS BESOS

Los había conocido y extrañado de su madre. Besaba en las dos mejillas o en la mano a toda mujer indiferente que le presentaran, había respetado el rito prostibulario que prohibía unir las bocas; novias, mujeres le habían besado con lenguas en la garganta y se habían detenido sabias y escrupulosas para besarle el miembro. Saliva, calor y deslices, como debe ser. Después la sorpresiva entrada de la mujer, desconocida, atravesando la herradura de dolientes, esposa e hijos, amigos llorones suspirantes.Se acercó, impávida, la muy puta, la muy atrevida, para besarle la frialdad de la frente, por encima del borde del ataúd, dejando entre la horizontalidad de las tres arrugas, una pequeña mancha carmín.

12 comentarios:

Pedro dijo...

Onetti: grande, irrepetible, admirado, maestro de la palabra. Palabras como espadas, espadas como labios, labios como besos, besos como heridas, rojas, de carmín.

Anónimo dijo...

Sí, sí que es bueno, me encantó.
Onetti es uno que se llama Juan Carlos de nombre ??
Dejé de leerlo porque una vez dijo que las mujeres , en torno a los 25-3o años, desarrollaban un nauseabundo sentido práctico . Supongo que por el rollo de la maternidad.
Siempre he sido una radical.
Jejeje.
Un beso.

Carlos Frontera dijo...

Sí, Reyes, Onetti se llama Juan Carlos, pero no tiene corona.
A mi juicio, uno de los GRANDES. Te recomiendo su lectura. No sé si eso que dices lo dijo Onetti o uno de sus personajes, en cualquier caso, qué más da.
Es peligroso conocer a quienes admiramdos, la decepción puede ser enorme. Mejor quedarnos con su obra.

Araceli, gracias por traernos a Onetti, siempre es un placer releerlo.

Miguel Baquero dijo...

No sé, no sé, yo siento llevar la contraria pero me parece un poco engolado. Quiero decir, que parece un hiperbreve de esos que tienes que leer con las gafas al borde de la nariz, con voz muy ronca y pararte cada dos frases para beber agua y mantener en suspense al auditorio. "Saliva, calor y deslices, como debe ser". Ese "deslices" no sé qué coño pinta ahí. La horizontalidad de las tres arrugas, imagino que se refiere al entrecejo, pero eso de que sean tres será en el caso de Onetti y sus familiares porque mi abuelo tenía siete u ocho, que parecía un tapón de rosca.
La verdad es que no puedo decir mucho de Onetti porque no he llegado nunca más allá de la página 15 o 20, así que todo lo que me podáis decir de inculto y bruto y blasfemo tenéis razón.
Pero, vamos, que me quedo con tus cuentos, amiga.

Miguel Baquero dijo...

He dicho "entrecejo" pero quería decir "ceño", "frente", vosotros me entendéis

TortugaBoba dijo...

No he leído a Onetti. Haré mis pesquisas. Gracias por el descubrimiento.
Beso.

Araceli Esteves dijo...

Pues sí, PEDRO, tú lo has dicho, y además lo has dicho muy bien. REYES, pienso igual que el viajero: a veces es mucho mejor no saber nada de las ideologías y opiniones de los autores que nos gustan. Igual nos daría un soponcio. Me pasé años negando a Borges por sus ideas políticas. Y la verdad, aún no le perdono.Que sí, VIAJERO, opino como tú. A mí Onetti me parece extraordinariamente dotado para contar historias. MIGUEL, a mí "deslices" me ha sonado a deslizar y me parece un verbo bastante apropiado para un miembro. Pero no me hagas mucho caso.
Y lo de que te gusten mis cuentos más que los de Onetti a mi ego le ha encantado, pero yo de ti me lo haría mirar.
TORTUGABOBA. Si pinchas Onetti en Google encontrarás una página en la que aparecen muchos de sus relatos. Vale la pena, en serio.

Araceli Esteves dijo...

TORTUGABOBA, en concreto es esta la página: www.onetti.net (¿esto no debería salir en color azul para poder acceder con un click del ratón?)
¡Que la disfrutes!

Pedro dijo...

De una vieja edición de El astillero, toda subrayada y anotada de remotos tiempos de estudiante, recupero una cita sorprendentemente coincidente con tu microrelato.

[Larsen, sentado en un bar, reflexiona sobre la cara de una mujer -una prostituta- en un rincón.]

"Nunca nadie la vio, esa cara, si es que la tiene. Porque puede usarla y mostrarla desnuda sólo en la soledad y si no hay por los alrededores un espejo o un vidrio sucio que pueda alcanzar de reojo o bizqueando. Y lo más malo es que ella -y no pienso sólo en ella-, si por un milagro o una sorpresa o una traición se pudiera mirar la cara que se dedicó a cubrir desde los trece años, no podría quererla y ni siquiera reconocerla. Pero ésta, por lo menos, va a tener el privilegio de morir más o menos joven, antes en todo caso de que las arrugas le formen otra máscara definitiva, más difícil de apartar que ésta. Entonces, sosegada la cara, limpia de la triste, movediza preocupación de vivir, tal vez tenga la suerte de que dos viejas la desnuden, la comenten, la laven y la vistan. Y no será imposible que alguno de los que entren a tomar caña en el rancho le sacuda envarado y por compromiso una ramita mojada encima de la frente y observe la extraña forma de cristal que van revelando las gotitas, por no más de un minuto, con la ayuda caprichosa de las velas. Entonces, si sucede, alguno le habrá visto por fin la cara y ella no habrá vivido inútilmente, puede decirse."

TortugaBoba dijo...

Gracias guapa, el link ha salido a la primera, ¿te han dicho hoy que eres fantástica?? ;-)
Muá.

Araceli Esteves dijo...

PEDRO Gracias por el texto. Tan triste... como todo lo bello.
Todos guardamos libros subrayados de aquella época en la que los libros se subrayaban. Produce un extraño placer releer lo que en un tiempo remoto nos emocionó y constatar que sigue haciéndolo.
De nada TORTU.

Baco dijo...

Completamente de acuerdo contigo. El relato seleccionado, un acierto.
Besos