Y todos empiezan a buscarle parecidos, que si se parece al manual de funcionamiento del termo de la casa en la que vivió Cortazar en Paris, que si guiña las erres como el Diccionario de María Moliner, que si la textura de la portada es la misma, igualita, dicen, que la suela de las zapatillas que llevaba Onetti.
El caso es que ya está en casa, y fueron muchas las comadronas que ayudaron en el parto. Gracias a todas y a todos. También a los que en algún momento habéis pasado por este blog. Sin visitas ni comentarios nunca me hubiera atrevido a pensar en publicar.
Os alegrará saber que no llora por las noches, pero yo me despierto igual para arroparle porque las noches húmedas de primavera son muy traicioneras. Aunque lo hago también para comprobar que no ha sido un sueño, que por fin está en casa, y aunque sé que habrá heredado muchos de mis peores defectos, estoy feliz, feliz, feliz...
El caso es que ya está en casa, y fueron muchas las comadronas que ayudaron en el parto. Gracias a todas y a todos. También a los que en algún momento habéis pasado por este blog. Sin visitas ni comentarios nunca me hubiera atrevido a pensar en publicar.
Os alegrará saber que no llora por las noches, pero yo me despierto igual para arroparle porque las noches húmedas de primavera son muy traicioneras. Aunque lo hago también para comprobar que no ha sido un sueño, que por fin está en casa, y aunque sé que habrá heredado muchos de mis peores defectos, estoy feliz, feliz, feliz...