jueves, 22 de marzo de 2012

LOS PIES DE BARRO DEL ABUELO

Una mezcla de curiosidad y bonhomía a proporciones áureas hizo de mi abuelo el mejor compañero para casi todo. Me dejó libros que me abrieron a universos fascinantes, desentrañó el mapa de los cielos mientras señalaba las constelaciones con su dedo ganchudo, pero sobre todo me obligó a pensar, a no quedarme con lo fácil. Crece en la búsqueda, me decía. Ahora puedo decir que casi todo lo bueno que hay en mí, retiene, de alguna forma, el contorno de su huella.
Hasta que llegó el cáncer y lo desmontó. La enfermedad le volvió irascible y malhumorado. Dejó de leer y su sonrisa se torció, quedó congelada en una mueca de desaprobación constante, como si nos culpara a todos de su desgracia, de dejarle solo en ese viaje hacia el desmoronamiento.
Cuando la semana pasada fui a visitarle y abrió la puerta, su rostro había perdido toda sombra de crispación. Encadenó dos suspiros de alivio que subrayó con una pincelada de luz infantil en la mirada. Sonreía cuando dijo: es la abuela, parece que también ella tiene cáncer.

martes, 13 de marzo de 2012

El AMOR DUELE

Nos abrimos a la noche, al goteo de caricias y a los besos sin ortografía. Un lento centrifugado pegó nuestros cuerpos, que acabaron entregados a un sueño único, narcótico y profundo. Al despertar sonreí ante aquel amor que presionaba mi corazón. Amar duele, pensé. Pero el dolor remitió con mi primer movimiento, al desprenderse el tapón del lubricante que había permanecido toda la noche clavado entre mis dos pechos.