domingo, 29 de agosto de 2010

FALTA DE COMUNICACION

                                            EL CUADRO ES DE ROBERTO LOPEZ

Mamá entra en mi habitación y me ve sentado en la sillita de mimbre.Todos los juguetes están ordenados en las estanterías. Me abraza en silencio y pone su cara más triste. Antes de que empiece a llorar, cojo el cochecito negro y me siento en el suelo para hacerlo rodar sobre la alfombra. No me atrevo a decirle que mí lo que más me gusta es aburrirme.

domingo, 22 de agosto de 2010

AL LLEGAR LA NOCHE

Nada podrá separarnos, pienso cada vez que nuestros cuerpos se enlazan y el amor se rubrica en un nudo que siempre suena a eterno. Llega la noche, la hora en la que los amantes juntan sus anhelos y nuestro amor queda en suspenso. Separados nuestros cuerpos, exánimes sobre el suelo, quietos sí, aguardan a que el día regrese con su promesa de reencuentro y el pie vuelva a calzarse y se anude el zapato sobre el que se abrocha nuestra pasión.

domingo, 8 de agosto de 2010

LA CASA DE LLORENÇ

Mi amigo LLorenç http://strongboli.blogspot.com/ me propuso que pensara en un relato para su cuadro.
Este es el modesto resultado de poner a trabajar a la única de mis neuronas que no está en huelga.

La casa nos llamó la atención desde el principio, aunque no fue una cuestión práctica la que nos animó a alquilarla. Era demasiado grande para nosotros y los antiguos inquilinos la habían abandonado con prisas, dejando restos de comida en la nevera, ropa sucia junto a la lavadora, las camas deshechas y numerosos objetos personales diseminados por los rincones.
Pero nos la quedamos, asumiendo que los primeros días los pasaríamos despojando las estancias de las exageradas improntas de sus antiguos moradores, borrando huellas de todo aquello que no nos atañía.
En el reparto de tareas a mí me toco ocuparme del baño, tan lleno de objetos ajenos que era imposible no imaginar que alguien saldría en cualquier momento de la ducha.
Empecé por inclinarme a recoger las prendas que habían dejado en la cesta de la ropa sucia, ignorante del extraordinario viaje que iniciaba con ese gesto. Un pantalón estrellado idéntico al que llevé en aquel Canet rock de 1976 me llamó desde el fondo de aquel cesto. Menuda casualidad, pensé antes de sacar una camiseta negra de los Doors idéntica a la que perdí aquel fin de semana en  Menorca. Tras ella salió el vestido con el que subí al tren que atravesaría Europa, y poco después desenterré los pantalones cortos que llevé durante tres veranos y en los que Rubén incursionaba, con más entrega que habilidad, a ras de ingle, con su índice intruso.
La fuerte impresión no me impidió seguir con los frascos, que destaparon un desfile de aromas antiguos y olvidados, el té de jazmín con el que nos calentábamos las manos en Londres, el olor a lápiz mordido. Y como colofón, sobre una banqueta, encontré el libro que siempre había querido escribir, todavía esperándome con todas sus páginas en blanco.
La velocidad de los hallazgos, la intensa reactivación de aquellas emociones pasadas de fecha, hacían imposible la digestión de todo aquel reguero de recuerdos.  
Aunque todo ello no impidió que me detuviera, unos segundos, para mirar de soslayo a aquella niña de trenzas asustadas, que me observaba desde el espejo, tan callada y tan atenta.

martes, 3 de agosto de 2010

EN LA HORA BI-SIESTA


Ignoro el nombre de lo que me aqueja.

No es el peso fúnebre de una pena,

ni los alegres tintineos de un alma juguetona.

Nada me araña desde dentro,

ni hay parlamento de las cotorras de la culpa.

No repican castañuelas

ni caen tormentas de orgasmos.

Es un ir y venir sin movimiento,

disuelta en el río indolente.

Cae el aire en su pereza de aliento denso.

Es un algo parecido a ser nada,

mirada lejana de párpados cerrados.

Anestesia blanda y eficaz,

es el susurro de la suela

de una zapatilla.