lunes, 27 de abril de 2009

ADOLESCERE

Si antes no muero de corazón roto, el domingo cumpliré dieciseis.
Escrito a rotulador sobre el respaldo de un asiento de autobús.

martes, 21 de abril de 2009

AMOR EN RED

La conocí en Facebook por un amigo común. Hablando con ella por Messenger intimamos algo más y supe que compartíamos pasión por Cortázar y por el cine francés. Esa misma tarde entramos en Skype y hablamos casi toda la noche. Confesamos temores y confidencias hasta que el alba pintó su llegada en la pared. Enamorado del timbre nasal y penetrante de su voz, me confesé en MySpace. La amaba. La sensualidad del movimiento de sus hombros y la mirada triste y enigmática que descubrí en You Tube encendió un foco de deseo inequívoco y febril. Era la mujer perfecta, lo tenía todo: belleza, inteligencia y sensibilidad. La nuestra fue una gran historia de amor a la que me entregué con vehemencia y sin titubeo. Hasta el día del gran apagón.

miércoles, 15 de abril de 2009

CAMBIO DE BARAJA

Al principio fueron las cejas y las dibujé en su sitio con un lápiz azulado. Después fueron mis dientes amontonados. Al poco tiempo desapareció mi sonrisa bobalicona, herencia del abuelo Matías. Cada mañana, el espejo del baño se quedaba un rasgo más. Pieza a pieza y día a día, construía en su superficie, el rostro que se iba borrando en mí. Pestañas y verrugas, ojeras y papada, pasaron una tras otra, de mi cara al espejo, como flechas lanzadas con puntería de arquero medieval. Un día, el bigote que ocultaba mi labio tenue, apenas insinuado bajo mi nariz de payaso, completó la imagen del espejo y quedé libre de rostro. Un óvalo perfecto y sin mácula. Impaciente y con todos los papeles en regla, esperé a la llegada de los agentes de la compañía. Llevaban un muestrario con las propuestas de esta temporada, que según dijeron, contaba con alrededor de trescientos rostros. Me pareció un alrededor muy respetable.

martes, 7 de abril de 2009

PACO GOMEZ NADAL, EL MALCONTENTO


Esta sopa llena de tropezones que es internet propicia algunos descubrimientos asombrosos, de esos que te reconcilian con lo humano. Es lo que me pasó con Paco Gómez Nadal hace ya unos meses.
Paco es un periodista comprometido, de los de verdad. Así y no de otra forma entiendo yo esa profesión. Habla de conflictos que no salen en los medios, que no están de moda, desde el lado del oprimido, denunciando la injusticia, haciendo que el sufrimiento deje de ser invisible. Vive en Panamá y ahora mismo está en ruta, conociendo en directo los abusos del poder, las injusticias generadas por un sistema podrido. Tiene además el don del verbo ágil y preciso. No sé qué cara tiene, la música que escucha o los libros que lee, pero junto a él me embarcaría sin dudarlo a uno de esos viajes de tocar la tierra, de juntarse con esas personas que valen la pena, luchadores silenciosos y resistentes. A veces Paco se desanima ¿cómo no? y duda del poder de la palabra. La suya es contundente, clara y honesta. Cuánto habrá que agradecerte por dar a conocer el terrible destino del pueblo naso, enfrentado en este preciso instante a un brutal exterminio.
Pero mejor dejar que hablen por él sus dos blogs.
Os animo a que los visiteis y le acompañeis en su viaje.
Va por ti, amigo Paco, y que tu voz nunca deje de retumbar en la red.

lunes, 6 de abril de 2009

CON LA VERDAD POR DELANTE

No es una cuestión moral la que me incapacita para la mentira, mentir me revuelve el estómago y me provoca náuseas. La simple idea de hacerlo, enciende mi cara como una antorcha y la barniza con cristales de sudor. Me sucede desde niño. Cuando aparecía algún animal muerto en mi armario, nunca dudaba a la hora de confesarme culpable, y el día que empujé a la abuela por las escaleras, corrí a contárselo a mamá. Lo hice sabiendo que el castigo llegaría en forma de noches de encierro en el gallinero y de ayuno obligado: sólo agua y pan mojado. Por eso insisto en que mi propósito es firme y mi intención decidida: mañana dejaré de matar. Lo repito cada noche como un salmo: mañana dejaré de matar. Pero una y otra vez, despierto a lomos de un destino implacable. Nunca es mañana, siempre sigue siendo hoy.