domingo, 31 de octubre de 2010

LAS VIDAS DE MARIO

En el instante previo a la muerte, Mario se enfrenta al goteo de todos sus descartes, a las oportunidades perdidas. Los que no quiso el azar que él fuera, brotan tras sus ojos cerrados, como esporas sopladas por vientos antiguos.

Un Mario que esta vez sí toma el tren al que llegó tarde, en el que viajaban una Julia a la que nunca besó y tres años de amor culpable. Un Mario que dice que NO a su padre todas las veces que él le habla de las seis generaciones de médicos que configuran su destino. Hijos que no nacen. Un Mario que es músico y otro que es mendigo, el viajante que estudia solfeo y el terrorista que juega al billar. Burbujas de vidas posibles estallan cada vez más débiles y lejanas. Más raras.
Se descosen inocentes decisiones infantiles que escupen posibilidades y determinan senderos.
Hasta que llega la noche en la que su madre no abraza a su padre. Una disputa conyugal tras la que no llega el perdón de la piel y el abandono al infalible lenguaje de los cuerpos.
Y todos los Marios se funden, se entregan a la succión palpitante, al final liberador del fundido a negro.

Este cuento se lo dedico a Nán. Espero que se acuerde del porqué.

jueves, 7 de octubre de 2010

SORPRENDENTE HALLAZGO


Nadie creyó a E. cuando lo contó a sus compañeros de clase. Tampoco le concedió crédito la maestra, que se limitó a esgrimir una sonrisa benevolente y a mover sus dedos sobre aquellos indisciplinados rizos cobrizos que E. nunca peinaba.

Hasta que un domingo nos convenció para que le acompañáramos al sótano de su casa. En un silencio sonoro y arracimados ante un baúl lleno de trastos de diversa índole, le vimos hundir la mano para sacar del fondo un estuche plano. Lo abrió con cuidado y retiró aquel objeto insólito del que tanto habíamos leído. E. dejó que lo tocáramos. Era suave y extremadamente ligero, mucho menos pesado que el aire rancio de aquel subterráneo.
Uno tras otro, pasmados y conscientes de lo portentoso y singular del acto, miramos al trasluz la transparencia tostada de aquella finísima, casi inmaterial, hoja de papel.

( la foto pertenece a la película "La noche del cazador")