domingo, 6 de marzo de 2011

EXTRAVÍO

La larguísima escalera corredera se desliza veloz por los raíles de la enorme, abigarrada librería. La empujo con fuerza. El tomo está en alguna parte, lo he visto infinidad de veces. Lo recuerdo en la estantería superior, es casi seguro, pero no lo veo. Los libros lo cubren todo y hay demasiado desorden.  Acaricio los gruesos lomos esperando que el tacto me ayude a recordar. Tengo que encontrarlo. Sé que está ahí, en algún rincón.
¿Quieres sopa? repite la voz amable.
Y yo me agarro a la silla y dejo que mi tristeza sonría un poco. Cierro los ojos, abro la boca y trago un líquido caliente que me relaja, que disuelve la espesa certeza de un nuevo extravío, la pérdida, esta vez, de la palabra sopa.

18 comentarios:

Gemma dijo...

Qué bien reflejas ese extravío de la mente y del recuerdo. De la realidad toda a partir de la disolución de cada una de sus realidades más pequeñas y cotidianas: como la que formaba la palabra "sopa".
Un fuerte abrazo, Araceli

AGUS dijo...

Un texto excelente. Cuando irrumpe la palabra "sopa" todo estalla. El final que enlaza con el título cierra un micro redondo. Felicidades, me encantó.

Abrazos.

Anita Dinamita dijo...

Increíble metáfora, lo del libro nos ha pasado a tod@s, lo de la sopa...
Un abrazo

Lola Sanabria dijo...

¡Uf, qué triste este extravío! Me sacudió el alma.

Besos madrugadores.

Manu Espada dijo...

Un extravío estremecedor. Lo narras de una manera excelente, Araceli. Muy buen micro.

MANUEL IGLESIAS dijo...

Horribles extravíos. Hoy le tocó a la palabra sopa, mañana sera un rostro al que se olvida el nombre. Esa decrepitud personalmente me horroriza. Muy buena metáfora. Un saludo

Miguel Baquero dijo...

Algo así, quizás, como el otro lado de la biblioteca de Babel... Me ha gustado mucho

Isabel dijo...

Lo describes tan bien que me ha llevado a recuerdos dolorosos, pero no te preocupes, siempre es un placer leerte.

Abrazos

Propílogo dijo...

¡Qué bueno, Araceli!
Cada detalle es un joya. La escalera, la voz amable. REPITE.
Yo tambié he pensado en la Biblioteca de Babel, pero al principio. La idea de el otro lado de la biblioteca me parece genial.
Saludos admirados.
Gabriel

R.A. dijo...

A mí me ha gustado mucho l aiamgen de la mente como una biblioteca, y em imagino como una personita diminuta moviéndose, buscando en ese laberinto...
Tu manera de excribir, el cómo tan tuyo y tan bien trabajado como nos tienes acostumbrados.

Un abrazo

Araceli Esteves dijo...

GEMMA, es el recuerdo de mi madre el que sale en el texto, está tan presente todavía.

Gracias, AGUS, perder palabras debe ser algo horrible.

ANITA, a mí a veces me pasan cosas así, a menor escala, pero la sensación es parecida.

Tristísimo, LOLA.

Gracias, MANU, escribirlo es una forma de invocar una forma de protección, para que nunca me pase.

Sí, MANUEL, la decrepitud es un horror.

Araceli Esteves dijo...

MIGUEL, lo peor de estas pérdidas es que una vez empiezan ya no hay forma de pararlas.

ISABEL, a mí me pasa lo mismo, y son los recuerdos dolorosos los que escriben los relatos.

PROPÍLOGO, podría ser una inversa biblioteca de Babel que succiona tomos, pues sí.

R.A. Yo hace tiempo que me imagino la mente como una biblioteca algo desordenada. Ah, y que le guste el relato a la reina de REC, eso es todo un halago. Besos

Rocío Romero dijo...

Araceli (siempre tarde, no sé ni por qué lo digo ya :-) ¡bravo!
Me parece preciosa la imagen de la biblioteca, no quiero ni pensar en cómo estará la mía (¡!)
Como dice Agus, la llegada de la sopa nos da la pista crucial y nos lleva de golpe a la comprensión del resto. Me ha gustado mucho también ese instante en el que se agarra a la silla, con ese tinte de resignación. Excelente. Abrazos,

La sonrisa de Hiperion dijo...

Buahhh como no se me pierden a mi palabras...

Saludos y un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Para que veas... este es de los que me da miedo a mí. Ay.
Y tienes facultades magníficas para el terror, nena;-)

Araceli Esteves dijo...

ROCÍO, nunca es tarde si la dicha es buena. Creo que todos tememos por nuestra biblioteca.

LA SONRISA, se pierden un rato aunque luego las encontramos. Mientra sea así va bien.

OLGA, con este sí coincidimos, también me asusté mientras lo escribía. Y la verdad, ahora que lo dices, no sé porqué me atrae tanto el terror psicológico. Supongo que es una forma de alejar fantasmas, como si invocándolos en la ficción pudiera librarme de ellos.
Un abrazo

Raúl dijo...

Desesperante, ése inútil proceso de búsqueda. De nuevo un buen relato, Arceli.

Celsa Muñiz dijo...

Que habilidad para contar la angustia del olvido en dos pinceladas.
Impecable, como siempre.