viernes, 15 de enero de 2010

PERRA VIDA



Incluso de niño ya llamaba la atención mi carácter huraño y con marcada tendencia a ensoñaciones. Pasaba las tardes solo, jugando con las huellas que encontraba en la arena y con los cangrejos que arañaban las rocas cuando la marea bajaba. No solía tratar a otros niños. Me resultaban tan incomprensibles como los adultos.
En el terreno amoroso nunca he cosechado éxitos. Ellas siempre me han ignorado, se han apartado de mí como si yo fuera una colilla mal apagada.
Mi naturaleza inestable me impulsa a continuos cambios de ánimo y rumbo. Empiezo las cosas con un ímpetu colosal, pero desfallezco cuando llegan los primeros contratiempos. La mía ha sido, en fin, una vida sembrada de desatinos, de caminos equivocados. El mundo siempre me ha parecido un lugar hostil y lleno de trampas. Los restos de aquellos sueños en los que algún día creí, golpean mi ventana por las noches como ramas azotadas por una tormenta. Me siento cansado, aburrido de este simulacro de vida que me empuja al abismo.Y mientras, el tiempo avanza implacable: mañana ya cumplo los dieciocho.

24 comentarios:

Gemma dijo...

Sin duda el tiempo es subjetivo (y la naturaleza injusta.)

Me quedo con las ganas de saber qué va a ser de él.
Un beso

MANUEL IGLESIAS dijo...

Las pisadas en la arena, desapareciendo, nadie a la vista en ese mar hermoso,hacen temer lo peor. Puede tratarse de una carta de despedida... Un cumpleaños que no llegará.
Pero confio en ese desfallecer ante los contratiempos, los primeros tragos de agua salada,salir a flote y respirar como un nuevo nacimiento...
Chica, es lo que tienen tus relatos...Lo que tiene la literatura. Un saludo

Pedro Herrero dijo...

Es un texto con la mecha encendida, que diríamos. Programado para estallar en la última frase y provocar una media sonrisa llena de perplejidad. Tu dominio de la ironía es contagioso.

Olga Bernad dijo...

Es como si con la última frase respirásemos...(o es que a veces soy una optimista sin remedio). A esa desazón le quedan muchas vueltas, a ese cansancio muchas más pruebas. Lo malo es que él crea que habla en serio... ¿Qué será de él?, como se preguntaba Gemma... Y le deseas buena suerte, porque él, en algún momento, hemos sido todos. No sé si eso es "empatizar", término que ahora se lleva tanto. En cualquier caso lo es desde la distancia que tú sabes marcarnos, la literaria. Tura de turas.
Un beso.

Anónimo dijo...

Bueno, pero poco coherente.
No es creíble que un adolescente hable de mujeres con esa propiedad. A mí no me lo parece al menos, con lo que el texto se convierte en engañoso y efectista.

Después hay alguna imagen que no la veo. Por ejemplo: ¿alguien se ha de apartar de un camino porque haya una colilla mal apagada?

Un saludo


J Manuel

Sinuosa dijo...

Pobre chaval... La adolescencia cada vez dura más.
;)

Miguel Baquero dijo...

Sorprende, pero es cierto que muchos adolescentes pueden sentirse así, como al final de un camino. ¡Hay chavales que se suicidan, hastiados de vivir! A mí sí me paece coherente que se hable así de "ellas", aunque a esa edad a lo mejór sólo hayan sido seis o siete intentos y dos o tres conquistas, ¡todo un mundo!

Sí, me ha parecido creíble. Y bueno, por supuesto.

Terapia de piso dijo...

Los suspiros ahogados de la existencia. Esos que a veces nos ahogan...

Saludos, Araceli.

José Roberto Coppola

BB dijo...

No hay drama más devastador, que la
adolescencia. Lo describes tal cual es. Me ha encantado, Araceli,
Chapó, amiga.
Un beso
BB

Jaht dijo...

Pues yo siento perfectamente reflejada mi niñez y adolescencia, cambiando los cangrejos por hormigas y lagartijas; y las pisadas mirando al monte donde también podía desaparecer en las fauces de los lobos o en las garras amorosas de la Serrana de la Vera.

Una colilla mal apagada tira mucho para atrás, sobre todo si no eres fumador; y no tiene porqué estar en un camino puede estar perfectamente en un cenicero.

Raúl dijo...

Lo que si se capta (más allá de credibilidades o excesos literarios, que al fin y al cabo uno escribe para hacer lo que se le antoja con las palabras) es el funesto y deprimente mensaje de un adolescente de hoy; quemado yo por una vida que aún no ha vivido.

Araceli Esteves dijo...

GEMMA, pues supongo que si supera esa sensación de vejez adolescente, relativizará todo mucho más. No le va a quedar otra.

El cumpleaños llegará, MANUEl, aunque algo profundo en él habrá muerto, algo que visto desde afuera tal vez no se entienda.

Me alegro de que así te lo parezca, PEDRO.


OLGA, todo puede caber en un pañuelo ínfimo. En sus dieciocho años le parece que ya lo ha vivido todo, que está en situación terminal.La adolescencia es una étapa tan larga y convulsa que es difícil salir de ella indemne.

ANÓNIMO J. MANUWEL
He repasado el texto para intentar mejorar los aspectos que mencionas. He quitado "camino" de la frase que habla de la colilla mal apagada. Efectivamente es mejor así. Yo me refería a esas colillas que quedan mal apagadas en un cenicero, que nadie se las fuma pero siguen soltando humo.A mí me molestan mucho y me aparto de ellas al instante.
En cuanto a lo de las mujeres, justamente intenté no utilizar el término "mujeres" por parecerme poco apropiado para un chaval de 18años.Pero seguro que se puede mejorar.

SINUOSA, es verdad la adolescencia es interminable.

Gracias, MIGUEL, los 18 años pueden ser y de hecho lo son para muchos, el final.

Gracias BB, siempre tan bondadosa en tus apreciaciones. Un abrazo.

Gracias JAHT, me alegro de que vieras ese cenicero. Si no se ve, lo de la colilla parece excesivo.

RAÚl, no creo que se trate de un problema de la adolescencia de hoy. Creo que las hormonas nos han hecho daño a todos.

Araceli Esteves dijo...

Disculpa, JOSÉ R0BERTO, te había saltado. Ciertamente la existencia puede resultar penosa incluso para un niño. Un abrazo

Manu Espada dijo...

Lo que pasa es que este personaje no sólo ha tenido una adolescencia mala, sino también una infancia complicada, por lo que se deduce del texto. Quizá pensaba que con la mayoría de edad se le iban a pasar las rarezas, pero el carácter se tiene desde incluso antes de nacer. En realidad no cambiamos nunca. Buen retrato psicológico del personaje.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

A mí me parece creíble, de hecho lo he leído sin sentir que me hiciera tropezar la verosimilitud(lo he leído con los cambios ya realizados, eso sí).
Es un final potente pero sin truco porque has ido desgranando pistas y es un final devastador, un viejo de 18 años. Sí, no le queda otra, de ahí hacía delante...También coincido en que más que juventud actual es juventud a secas, es una etapa extraña.
Saludo
R.A.

BB dijo...

Le pregunto a Sinuosa: ¿dónde te escondes?
BB

Araceli Esteves dijo...

MANU, yo también pienso que no cambiamos nunca, sólo nos vamos adaptando. O no.

ENGLISH anónimo. I am glad my post is
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By the way...do I know you??

El único cambio, ANÓNIMO, es que quité la palabra "camino" al hablar de la colilla mal apagada, para que se asociara sin problemas con una colilla mal apagada en un cenicero.

Antonio de Castro Cortizas dijo...

Qué facil es identificarse con todo lo que has contado en tan pocas lineas. Perra vida, y perra edad, la adolescencia. Pero yo la foto del mar la interpreto como algo esperanzador.
Saludos

Araceli Esteves dijo...

El mapa no es el territorio, ANTONIO. Las interpretaciones siempre son libres y variadas. Bienvenido.

Javier Puche dijo...

Este adolescente promete. Apuesto a que se hace escritor.
Un abrazo, Araceli

Araceli Esteves dijo...

HERMAN, pues ahora que lo dices...

NáN dijo...

Quitando su falta de experiencia en la adjetivación (demasiado comido/a [no veo tan claro que sea chico porque hable de ellas] a su pesar por el "todo" que rechaza) de esa vida como "perra", a mí me parece un proyecto estupendo el de estudiar las huellas que la mar deshace.

También le/la auguro buenas cosas.

Araceli Esteves dijo...

Yo lo veía chico, Nán, aunque creo que el género tampoco es tan importante. Y sí, debería volver a las huellas...