miércoles, 17 de diciembre de 2008

NÁUFRAGO CON SUERTE

A pesar de que nunca le he visto, supe de su existencia dos semanas después del naufragio, al descubrir unas huellas recientes. A partir de ese momento empecé a poder dormir.Y aunque no me atrevo a salir a buscarle porque el aislamiento me ha vuelto miedoso, me gusta saber que no estoy solo en la isla, que en algún lugar, seguramente no muy lejos de mi cabaña, él también mira la luna cada noche. Al fin y al cabo he tenido suerte, pienso. No estoy solo. Si él puede resistir hasta que alguien venga a rescatarnos, yo también podré. Y como necesitamos saber el uno del otro, cada mañana él recoge los dos cocos que le dejo como señuelo sobre una roca y por la tarde yo recojo en el mismo sitio, los dos cocos que me deja él.

29 comentarios:

Gemma dijo...

¡Qué buena manera de no estar solo! Si no aparece Viernes, nada mejor que convertirse en él. ;-)

Beso

Anónimo dijo...

Extraordinario relato, Pasado. Me encanta la vuelta de tuerca que has sido capaz de meter en tan sólo un párrafo.

Saludos,
Pedro de Paz

Txell Sales dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Txell Sales dijo...

De vegades, els comentaris en el blog són com els cocos. Et fan sentir menys sol.

Pedro dijo...

Coincido con Txell: al leer tu texto también pensé en estos mojones virtuales en forma de comentarios que vamos dejando para no sentirnos del todo solos. Náufragos de nosotros mismos ya es desgracia bastante...
Magnífico texto, construido sobre una tupida red de referencias deícticas que de seguro haría las delicias de mis chicos como tarea de análisis (con tu permiso). ¿Te han dicho que eres una fuente inagotable de textos fascinantes? Envidio sinceramente esa capacidad creativa y ese dominio controlado de la forma, nada sobra, nada falta.

Carlos Frontera dijo...

Muy bueno, Araceli, me ha gustado mucho. Es de lo mejor que te he leído, a mi juicio. Como dice Pedro, nada falta ni sobra.

Hay que ver cómo es el ser humano, capaz de inventarse amigos que regalan cocos con tal de evitar la evidencia de la soledad y la consiguiente comedura de coco.

TortugaBoba dijo...

Me ha encantado. Podría dejar así sola la frase, pero como no sé escribir microfrases, en las que pueda expresar todo lo que pienso, añado: qué bonito, qué ternura y con qué poco texto nos dejas pensando en grandes cuestiones.
Beso.

Raúl dijo...

Sírvanme unos naúfragos, como metáfora de la vida en comunidad, a los vecinos hay que tenerlos, pero en silencio y tras las puertas de sus respectivas casas.

Anónimo dijo...

Jjajajaja
Bravo!!
Bravo!!
A sus pies , genia.
Ovación , ola y aplauso pidiendo "Otroooo, otroooo".
...
un secreto;
lo he leído tan deprisa que hasta no leer los comentarios no he caído en lo de los cocos.
Estoy fatal , fatal, entonces me he dado cuenta de la perfección del relato.
Enhorabuena.
Besos.

Bárbara dijo...

Este es muy bueno, Araceli. Todos dejamos nuestros dos cocos con la esperanza de recoger otros distintos. Besos.

Anónimo dijo...

¡Buenísimo, Araceli!
Como siempre, la frase final redondeándolo todo.
De lo mejor que te he leído, sin duda (claro que hace poco que te leo, jejej).
Un abrazo, genia.

TortugaBoba dijo...

¿Tú también sufres a tus vecinos RAÚL?
Beso.

Pedro dijo...

¿Y si nuestro afortunado náufrago fuera víctima de su propio miedo, de su radical soledad, y esos dos cocos no fueran sino un subterfugio, un engaño de su mente para alimentar su estéril espera con la alucinación de no estar solo? Qué terrible destino, entonces, el de este náufrago condenado no ya a la soledad, sino al simulacro de un juego sémico consigo mismo del que solo una playa quemada será testigo mudo, qué terrible destino el de los hombres sometidos a la inutilidad de una comunicación imposible...

Josué Ramón Ascencio dijo...

Es increible, me he topado con una red de buenos escritores y reseñadores, me gusta mucho tu blog, volvere a pasar por aqui...
por lo pronto gracias.

Manu Espada dijo...

Me recuerda a la peli de Náufrago cuando el prota habla con una migo inventado con forma de balón. Me parece un relato muy bueno.

strongboli dijo...

Robinsona, qué más quisiéramos, necesitar saber de los demás y tener suficiente con tan poca información...
Yo, al menos.

Araceli Esteves dijo...

MEGA Yo creo que el autoengaño a veces funciona, todos recurrimos a él en algún momento.

Gracias, PEDRO DE PAZ, el problema con las tuercas es que a veces uno corre el riesgo de pasarse de rosca.

Es verdad TXELL, muy buena metáfora, no se me había ocurrido.

Gracias PEDRO, como siempre alucino que uses mis textos con tus alumnos. Con respecto a tu segundo comentario, tal vez no queda claro del todo, pero efectivamente el náufrago está solo en la isla y los dos cocos son siempre los suyos.

VIAJERO, gracias primo, espero que no te moleste que te llame así, hace unos años murió el único primo que fue para mí además de familiar, un amigo. No pretendo que le suplantes pero a pesar de que es una palabra polisémica, eso de primo, me gusta.

TORTU, dejaros pensando en grandes cuestiones es de lo mejor que se me puede decir.Gracias, pues...

RAÚL, pues mira, tampoco estaría mal que al igual que el náufrago, los vecinos que tuviéramos, también fueran imaginarios.

REYES, no te preocupes por lo de los cocos, creo que les ha pasado a muchos. Cuando ocurren estas cosas creo que hay algo que falla en el relato.

Cierto, BÁRBARA, todos tenemos necesidad de cocos. Me alegro de que te haya gustado.

SINUOSA, encantada de que te haya gustado y de que te pases por aquí a dejar tus huellas.

JOSUÉ RAMÖN, Bienvenido y gracias las tuyas.

MANUELESPADA, es verdad, no me acordaba de esa película y tienes razón... cualquier cosa vale para no sentirse solo.

STRONGBOLI,los demás están muchas veces solo en nuestra imaginación,como le ocurre al náufrago del relato.Tal vez el mundo sea solo un lugar imaginario, de alguien con una imaginación muy retorcida, la verdad. Saludos.

Miguel Baquero dijo...

Amiga, te superas. Este me ha parecido de lo mejorcito que te he leído. Lo tiene todo: estilo, concisión (maravillosa concisión), llaneza, la sorpresa final marca de la casa y en esta ocasión ese toque final que yo incluso llamaría filosófico, ese detalle que da que pensar.

No es halago, eres una cuentista de altura. Cuarenta o cincuenta relatos como este(y llevas ya unos cuantos), encuadernados, te pueden llevar a cualquier parte.

Pedro dijo...

Araceli, sí que queda claro, lo único que no está claro es mi cerebro, más bien está sombrío, agotado, al borde del colapso. Por suerte acabo de empezar unas vacaciones que me han de conducir a un siete de enero en un estado más más cercano al raciocinio. De momento me he propuesto no hacer nada, concentrar en ello todas mis energías: nada por la mañana, nada por la tarde y nada por la noche. Una única tarea me he impuesto en esta vaciedad robinsoniana: ir a ver si los dos cocos han vuelto a aparecer en la roca de siempre...

Araceli Esteves dijo...

MIGUEL,viniendo del sobrino de Matilde, los elogios valen un potosí. Aunque "googleada" la expresión potosí, veo que las legendarias minas de plata de Potosí (Bolivia) que dan origen a la exprexión, es ahora una de las zonas más pobres del mundo.Deberíamos buscar otra expresión menos avengonzante, inventar una nueva...a ver si a alguien se le ocurre. Vale más que...¿qué? Qué es lo que tiene realmente valor...algo no-crematistico pero que sea a su vez un tesoro...
PEDRO, en estas fechas todos estamos al borde del colapso, así que tranquilo. Siendo profe además, ya es que se te perdona todo.

César-in dijo...

He debido leer todos los comentarios para encontrar la referencia que haces en mi blog.
Debo decir que soy curioso y terco por naturaleza y bueno, al fin el premio ha sido leerte y leer a tus seguidores y seguidoras.
También me he encontrado con que tenemos un amigo en común, y bueno, así es que va creciendo esta red, que a veces parece una isla desierta, en la que uno se encuentra con uno mismo mientras se encuentra con los demás...
Buen viento y buen 'amar'... gracias por pasar.

Terapia de piso dijo...

¿Y si las huellas eran las suyas?
¿Y si los cocos eran los suyos?. ¿Y si èl se inventò que eran de otros las huellas, de otros los cocos, para creer que no estaba solo?

Josè Roberto Coppola

Araceli Esteves dijo...

Bienvenido CESAR-IN, tienes un blog interesante. Gracias por pasar.
TERAPIA DE PISO, esa era la idea, tal vez no queda del todo clara, pero lo era. Lo de los dos cocos lo puse justamente para reflejar que siempre eran los suyos, dos cocos que él deja y dos que recoje ( son siempre los mismos). Su mente, ante la idea terrorífica de tener que enfrentarse a su soledad,había creado un compañero.Es una metáfora del comportamiento humano. Todos, en mayor o menos medida, dejamos cocos para que alguien los recoja.Un saludo y gracias por comentar.

Raúl dijo...

Este náufrago, te desea unas felices fiestas.

TortugaBoba dijo...

Felices fiestas guapa
Muacks.

Anónimo dijo...

He continuado leyendo algunas entradas suyas y no quisiera dejarle hablar a mi entusiasmo, no.
Son cojonudosdelamadrostia

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

De la mano de Reyes llego a tu blog y me encuentro con este relato. Metáfora exagerada de lo que es nuestra vida. Soledad, miedo, incapacidad a dar ese primer paso habiendo tantas oportunidades de poder abrirnos a otros, de hablar...

Me quedo.

Besos y una abrazo.

Anónimo dijo...

Qué manera tan filosófica de enfrentar la soledad!
Me sorprendes siempre. Qué hermoso
relato!
BB

Anónimo dijo...

Es necesario naufragar para tener tanto terror a comunicarnos frente a frente.