miércoles, 8 de febrero de 2012

Un amor cifrado

Le preparé una ensalada de sietes que saboreó como si fueran tiernos nueves verdes. Qué buena señal, pensé. La pasta de ochos se contorsionaba juguetona en los tenedores y azucaraba nuestros corazones, que fabricaban almíbar sin descanso. De postre le serví un helado de dieces, que extendido en un solo trazo sobre el plato, rozaba lo sublime. Aún no entiendo lo que pudo ocurrir para que cuando me quise dar cuenta, ya restáramos.

14 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Me gusta este extrañamiento matemático para hablar del amor, Araceli.

Un micro redondo (aunque debería decir circular).

¡Gran trabajo!

Un abrazo,

Juan Yanes dijo...

Es que nosotros somos cualitativos, Araceli, y en cuanto empezamos con que todo se puede medir y contar, lo estropeamos. Mira el ministrillo este de educación que han puesto ahora los panolis que dice que a él sólo le gusta las cosas que se pueden contar... En buen sitio fueron a poner a un contable. El amor, como la educación, pertenece al reino de lo "incomensurabe", oseasé que no tiene mensura. Qúe rollo más malo me he pegado. Besos que me gustó el cueto, ¡ea!

Luisa Hurtado González dijo...

Dos contrarios puestos a sumar restan siempre, es pura matemática. Lo que pasa es que no sabían que eran contrarios hasta que... lo descubrieron, claro.
Me gustó el menú y vi los ochos enredados en el tenedor.
Un beso, Luisa.

Nicolás Jarque dijo...

Es que la dieta a base de números tiene estos inconvenientes, a veces se suma o se multiplica, y otras se resta o divide, para simplificar.
El tipo en cuestión, ¿era matemático?

Me gustó la naturalidad del micro.

Un saludo.

Isabel dijo...

Me gusta esta dieta para celebrar cumples que al final resten y nos den más oportunidad de estar por aquí, aunque ahora mismo diría:

"para lo que hay que ver"

Buen micro.

Besos.

Maite dijo...

Yo siempre he pensado que la vida es una simple fórmula matemática, y mucho más el amor o las relaciones humanas, los números lo contienen todo.
Me ha recordado a un micro mio "Relaciones matemáticas" donde se demuestra también tu teoría.
Besos

AGUS dijo...

Pocas cosas ya se escapan a la matemática. Veremos que pasa cuando ésta se vaya o decida irse al carajo. Tu pieza lo augura de una forma inquietante. Bravo, Araceli.

Abrazos.

Elysa dijo...

Es lo que tiene un amor asi, en algún momento resta.

Me gusta esa naturalidad para contarlo.

Besitos

Miguel Baquero dijo...

Hola, amiga. Un numérico y suculento cuento, me ha gustado, sobreb todo el helado de dieces, que tiene que estar riquísimo ;-). Molt gracies per tot, ya tú sabes, un abrazo

manuespada dijo...

Al final todas las parejas acaban haciendo números, pero tu forma de contarlo me ha gustado mucho más que la realidad. Estupendo.

Gemma dijo...

"Las cuentas, claras. y el corazón...", ¿cómo demonios seguía?...

Cuando dividan, ya verás...
Más besos

Anónimo dijo...

Un buen menú para lo cotidiano, aunque casi puedo asegurar que no acostumbras el café de sobremesa, espacio que suele servir para recomponer según que cosas.
Original, certero, felicidades Araceli!

Pedro Herrero dijo...

Creo que tu microrrelato cotiza al alza, a pesar de cerrar en números rojos. Solvencia contrastada, como de costumbre, que me recuerda que no debo olvidar seguir de cerca tu singladura.

Javier Ximens dijo...

Jeje, todo (o casi) todo en la vida son matemáticas. Simpático sumar macarrones, cuando se está enamorado todo suma. El giro final multiplica el valor del micro. Buen cálculo.