sábado, 28 de febrero de 2009

EN MANOS DE LA JUSTICIA

No sé de qué me sorprendo, nadie me escucha, nunca lo han hecho. No entiendo las leyes, tampoco a los jueces, ni los códigos que usan para impartir su justicia. De nada sirvieron los informes psiquiátricos, las alegaciones y recursos que presentó mi abogado. Todo fue desestimado. El engranaje del sistema funciona solo, la pesada maquinaria se pone en marcha y usurpa nuestro destino, se apodera de él con avidez de ogro hambriento. Yo sólo soy un eslabón más, un pelele.
Sin otra instancia a la que apelar, el 13 de abril se abrieron para mí las puertas del penal. Asustado y confuso, cargando los recuerdos de casi toda una vida en una pequeña bolsa de deporte, crucé el umbral. Acababan los treinta años de presidio y afuera me esperaba eso que algunos necios llaman la libertad.

29 comentarios:

TortugaBoba dijo...

Pues sí, ¿quién dicta lo que es la libertad hoy en día? Cada vez que veo un caso de negligencia judicial (no recuerdo bien el caso de un gaditano creo que era que ha pasado un montón de años en la cárcel siendo inocente, sólo por tener un ojo a la virulez, como el violador en serie que buscaban) me indigno. Claro que también se indigna la gente cuando no les das a alguien a quien echarle la culpa de lo que ha pasado.
¡Ya tienes eñe!
Beso.

strongboli dijo...

El sistema está montado para que parezca que nos sintamos libres y seamos dueños de nuestras voluntades. Y un cuerno. Estamos más encadenados y controlados que el dibujo que has puesto, cagüentodo. Menos mal que nos queda la mente, el único resquicio de libertad personal (y no siempre). Como una viñeta del gran Carlos Giménez en la que se ve un tío encadenado y amordazado en una silla, que piensa: ¡vale, pero pensar pienso lo que me da la gana!
Pues eso.
Petons.

Raúl dijo...

Escrito con la misma soltura a la que nos tienes acostumbrado. Ligero, pero profundo.
No he podido evitar acordarme de uno de los personajes de la peli "Cadena perpetua", de Frank Darabont.

Anónimo dijo...

Yo escribo desde la cárcel y pienso que nunca podré redimir la pena

Manu Espada dijo...

El mundo al revés, todos deseando salir de la cárcel y él apelando para quedarse. Creo que es una síndrome de algunos presos que no tienen nada ni a nadie fuera (no creo que les pase a muchos). Muy original.

Carlos Frontera dijo...

A medida que leía tu micro, mi memoria, siempre caprichosa, ha seguido los siguientes derroteros: al principio no he podido evitar pensar en “El proceso”, de Kafka; luego me he venido a la cabeza la película mencionada por Raúl, “Cadena perpetua”; y finalmente, he recordado un fabuloso micro de Eduardo Galeano que, como es cortito (el micro, I mean), lo transcribo:

El miedo
Una mañana nos regalaron un conejo de indias.
Llegó a casa enjaulado. Al mediodía le abrí la puerta de la jaula.
Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.


Tan efectiva como siempre con las palabras, prima, tan ingeniosa y acertada para los desenlaces. No cabe duda: eres una maestra de los micros. No me importaría (incluso me agradaría) leer algo tuyo más extenso.

TortugaBoba dijo...

Viajero, ¿podrías decirme por favor a qué libro pertenece ese relato de Galeano? Gracias :)

Sergio Astorga dijo...

Estar dentro o afuera es una cuestión de saber el pasado que nos espera.
Un abrazo enrejado.
Sergio Astorga

Anónimo dijo...

El final de tu relato me recuerda una idea más "cruel" que la cadena perpetua (que últimamente están pidiendo, a raiz del caso de Marta del Castillo). Y es ésta: encarcelarlos 50 años y dejarles libres luego. ¿Os imaginais la maravillosa libertad que encontrarán fuera? Que se lo pregunten a tu personaje.

Me alegro que ya tengas la letra de la peineta
;)

Bárbara dijo...

Pues yo también he pensado en el de Cadena Perpetua, un personaje que por cierto me conmovió profundamentamente, primero arrastrando las bolsas del supermercado y luego dando el último saltito. Tu cuento tiene la misma esencia.
Y encima tiene eñes...

Anónimo dijo...

Lo más triste es cumplir una pena
sin culpa. Pero es frecuente,
que quienes pasan tanto tiempo
en presidio, pierdan su identidad
y salir en libertad les produce
más temor que alegría. No saben
cómo recomenzar lo que dejaron
atrás o si todavía tienen algo
que aun espere por ellos. Penoso!
Me encantan tus cuentos, Araceli.
BB.

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Eterno debate este el de la adecuación de las penas al daño cometido...Condenas Integras, Cadena Perpetua, Pena de muerte... y ya puestos ¿Porqué no la ley del Talión?...

Seres humanos nos decimos, pero en esencia animales con bajos instintos y todos ellos básicos, muy básicos. Venganza, Dolor, Pena, explosiva combinación a la cual espero no tener nunca que probar...seguro que también desde el dolor pediría lo mismo.

Besos y perdona el rollo.

TortugaBoba dijo...

Huy, al decir lo de la ley del Talión, me ha venido a la mente el caso de la mujer que quiere volver a Irán a vengarse del hombre que le tiró ácido a la cara, dejándola ciega. Madre.

Paco Gómez Nadal dijo...

Es la llamada libertad burguesa: hacerte creer que eres libre cuando todo lo que haces está perfectamente dictado.

Carlos Frontera dijo...

Temo no poder informarte, TortugaBoba. Encontré ese micro de Galeano en una antología llamada "Por favor, sea breve" (Amtología de Relatos Hiperbreves), de la editorial Páginas de Espuma, pero no señalan en qué libro aparecía cada micro seleccionado. Luego hecho un vistazo en la red, por si ahí encuentro algo...

Carlos Frontera dijo...

TortugaBoba, al final no he tenido que recurrir a internet, he recordado otra antología de microrrelatos, "La otro mirada" (Ed. Menoscuarto), en la que también aparece el micro de Galeano, y ahí sí indican los libros de prodecendia; en el caso de Galeano, su micro pertenece a "El libro de los abrazos".

(Araceli, disculpa esta intromisión en tus comentarios.)

Anónimo dijo...

Pues yo estoy leyendo la de ray Loriga "Ya sólo habla de amor " y me estoy quedando dormida...
por qué cuento esto?
Porque en el pasaje que leí anoche el único trozo que me gustó fue uno en el que hace una comparación acerca de un pajarito harto de romper los barrotes de su jaula que luego se siente demasiado cansado para volar ...
o algo así.
Decirte que tus micros son mil veces mejores que la novela de Loriga.
Me dejé impresionar por una entrevista en la que lo escuché hablar de amor.
Si llego a saber cómo es la novela, hubiera hecho zapping.
No me volverá a engañar.
Tú, estupenda, como siempre, abriendo debates con cuentecitos peliagudos.
Besos de una fan.

Gemma dijo...

Bienvenida, Araceli. ¿Cómo ha ido por Londres? Respecto a lo que decís, a mí me parece que no hay nada más sospechoso que el funcionamiento de la justicia. De hecho, demasiado a menudo se convierte en una amenaza... Habría que preguntarse si en realidad siempre fue así o por el contrario se ha ido degradando... (Tengo la sospecha de que se trata, más bien, de un mal endémico)... Buen título (y micro, claro).

TortugaBoba dijo...

Gracias Viajero :)
Beso.

Araceli Esteves dijo...

TORTU No me imagino nada peor que ser culpado y encarcelado por error.
LLORENÇ Es cierto, la libertad es sólo una entelequia, nada más.
RAÚL Gracias.Qué horror que el encarcelamiento parezca la menos mala de las condenas ¿verdad?
CA ¿La redimimos acaso al morir?
VIAJERO Jo primo, mi texto te ha recordado a Kafka (aunque sea remotamente) Pues qué lujo!!
Eres un mago de los micros,¿ Cuántgos millones de micros has leído? te los sacas de la chistera como conejillos blancos.Siempre geniales tus elecciones. Miraré de colgar algo más largo un día de estos, espero no decepcionarte.
SERGIO Bienvenido. El lado del cristal, no siempre cambia el pàisaje.
SINUOSA Estas condenas son escalofriantes, tal vez más que el crimen por el que son condenados.
EL SUEÑO... No es ningún rollo, todo lo contrario, reflexiones muy interesantes.
PACO Pues sí, está dictado con disimulo, pero lo está.
REYES Gracias por el piropo. A mí este Ray no me produce ninguna curiosidad.
MEGA Londres muy bien, estas breves desconexiones son de lo más saludables.Deberían estar subvencionadas por la seguridad social. Un abrazo

NáN dijo...

Estuve en la cárcel un ratito y conocí a un tipo así. Era el año 69. Llevaba encarcelado desde el 39. Cuando lo soltaron en el 65, se fue directo a poner una bomba al alcalde de su pueblo, que lo denunció a pesar de que cuando las cosas eran al revés él le había protegido. Voló la casa sin el alcalde dentro. Lo único que le preocupaba: que cuando le volvieran a soltar el alcalde ya se hubiera muerto por sí solo. Pensaba repetirlo, que le detuvieran y pasar en la cárcel el resto de sus días. No sabía vivir fuera y el único objetivo de su vida era la venganza.

Creo que lo

NáN dijo...

Envié sin terminar:

Creo que lo has contado estupendamente.

Miguel Baquero dijo...

Pues aunque parezca mentira hay gente así. Una vez hace muchos años vi un reportaje en la tele donde hablaban varios presos que llevaban muchos años en la cárcel y de vez en cuando los soltaban. Entonces volvían a delinquir enseguida para que los enchironaran otra vez. Explicaban que, después de treinta o cuarenta años entre rejas, la cárcel era su casa, allí conocían todos los vericuetos, todos los mecanismos, tenían incluso amistad con los funcionarios, se sentían respetados, les pedían consejos, no tenían que preocuparse por el futuro... Me quedé asombrado. Pero eran muchos, eh, muchos los que salían diciendo lo mismo: ¿Qué pinto yo ahí fuera?

Araceli Esteves dijo...

NAN
Supongo que cinco minutos en la cárcel ya son demasiado, aunque habrás conocido historias asombrosas, imagino.
NAN Y MIGUEL
Puedo entender bastante bien a esos personajes que prefieren lo único malo que conocen. Imaginarán y con razón, que todo es susceptible de empeorar.

NáN dijo...

Aunque la cárcel sea un caso extremo, ¿cuántos y cuántos conocemos en la vida real (a veces cuando nos miramos al espejo) que tiemblan al pensar en abandonar algo que consideran horrendo?

Elegir es duro. Elegir cuando eres lanzado a la calle sin dinero y sin saber ya cómo conseguirlo, debe ser horrible.

Por eso lo bueno de tu historia es que hace pensar en la cárcel real y en las cárceles imaginarias. La gente suele decir: "No me arrepiento de nada de lo que he hecho". Tiendo a creerles, aunque es un poco tremendista.

Pero siempre me quedo con ganas de preguntarles de qué cosas se arrepienten no haber hecho.

Anónimo dijo...

Nan: Seria interesante preguntarles
eso: de qué cosas se arrepienten
de no haber hecho. Yo creo que
la lista será grande.
BB

Araceli Esteves dijo...

NÁN Tienes razón, tal vez algo de eso sientan esas mujeres que no se atreven a dejar a un marido maltratador. Y es que los caminos de la mente humana son de lo más intrincados. Lo que suele dominar nuestros actos es mayormente el miedo, creo yo.

Idea dijo...

Lo maravilloso de estos cuentos es el universo de posibilidades que abren a su interpretación. Este en particular creo que fantástico y tal vez lo sea por mi/nuestra particular historia, la de nuestro continente, la de nuestro país.
Cariños

Txell Sales dijo...

Es genial, y sobretodo, como tiene que ser, la última frase.