Un calambre me avisó de la inevitable presencia de un principio de úlcera. La urticaria empezaba a extenderse incontenible por brazos y piernas, al tiempo que una severa broncoconstricción disminuía el flujo de entrada de aire a mis pulmones hasta provocarme un ataque de asma. Zumbaban mis oídos como si un enjambre de abejas hubiera anidado en ellos. La nausea también llegó puntual precediendo a las arcadas. Me arrastré hasta el baño. Vomité la aspirina que acababa de tomar y al instante me sentí libre de todos aquellos terribles efectos adversos con los que el prospecto amenazaba. Me sentí feliz y aliviada de recuperar mi seguro y tranquilizador dolor de cabeza.
sábado, 24 de septiembre de 2011
HIPOCONDRÍA
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19 comentarios:
...Mi alegría frenó en seco y me dejó clavada en una reflexión que aún no he podido vomitar: ¿y si no fue por la aspirina? ¿Y si han sido los primeros síntomas de mi enfermedad definitiva?
Casi que mejor no leo los efectos secundarios...
Besos desde el aire
Fenomenal ejercicio de contorsionismo. El giro final nos desvela que los límites entre ficción y realidad no existen, los creamos nosotros.
Abrazos.
Muy buen micro, Araceli, describes con maestría como nos podemos llegar a sugestionar hasta el punto de crear esos "efectos secundarios"
Besitos
Redondo. Es verdad, yo conozco personas que leen la contraindicaciones y empiezan a notar todos los síntomas descritos hasta la exhaustividad en los malditos prospectos. Un abrazo
Muy bueno, Araceli. Perfecta la descripción de todos los efectos secundarios, y es que es verdad que hay veces que uno se lee el prospecto y no sabe si será peor el remedio que la enfermedad :)
Ja,ja,ja, y que lo digas, a veces es lo mejor.
Un abrazo.
Gran manejo del vocabulario y remate excepcional empleando el humor.
Lo de tu personaje es un caso de autosugestión puro y duro. Hay que ver la de posibilidades que existen para no dejar de sufrir ni un solo momento...
(Tu foto también es muy expresiva. :-)) Un abrazo
ha arribat la tardor...el llesamí perdra .poc a poc,les flors i el pafum...pero nosaltres no ens esanimem mai...
petons del savi
Me gustó, me gustó. Destaco la faceta crítica y el ambiente pesadillesco que sabes crear. Todo muy bien conjuntado.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Jejejeje Más vale lo malo conocido...
Me gusta.
Me recuerda un poco a Cortázar. ¿Puede ser?
Muy buena vuelta de tuerca la que le has buscado a estos efectos secundarios de la aspirina. Hay una regla de oro para un hipocondríaco, que es no leer nunca esa parte de los prospectos, ni buscar en Internet, no al final morirá de la propia hipocondria. Un abrazo.
Cuando en una medicina pone: "leer literatura adjunta", lo mejor es no leer el prospecto y abrir un cuento de terror (como los tuyos, que ya sabes que siempre me inquietan;-)
Muy bueno.
la iluminación de la foto le quita esa especie de desesperanza que trata el texto, pero genial
Excelente relato con final sorpresivo.
Veo que escribes con conocimiento teórico del asunto, pues es común esa sintomatología en pacientes hipocondríacos.
Te dejo un beso.
HD
Ayyy de quien no se sienta bien sumido en su dolor... y sólo en el suyo.
Dolor de cabeza, la madre de todas las hipocondrías
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