Frans Van Mieris
Ahora los pacientes siguen llenando la consulta con males reales e imaginarios. Llegan aquejados de fiebres y espasmos, gota o insomnio. Y no pocos comentan que últimamente el doctor les dedica una atención mucho más profunda, una escucha más atenta.
7 comentarios:
El diablo está mucho más pendiente de nosotros de lo que creemos.
Una escucha atenta ya es media cura, aparte del único consuelo verdadero. Los médicos, hasta no hace mucho, tenían la buena costumbre y educación de ser, ante todo, "grandes escuchadores", de modo que al final terminaban convirtiéndose en amigos de generaciones enteras en una misma familia. Toda la razón.
Un beso
Tienes toda la razón, GEMMA, esos grandes escuchadores ya no existen. Sobre todo cuando en una mañana están obligados a atender a 60 pacientes.
Pues podrían hacer lo mismo los médicos de cabecera; poner orejitas de cerdo en los cajones .
La mía pasa de mí que te cagas , y yo la entiendo, ojo; que no veas cómo tiene que ser eso de escuchar el rollo de una teleoperadora afónica con chepa y dolor de rodillas.
Pa matarse allí mismo, vamos.
jeje.
Un besazo desorejao.
Buen cambio de actitud. Y todo gracias a una oreja.
Besos, mil.
Más de un médico debería tener una oreja de esas en la consulta, pero también algún banquero, a´lgunos políticos, incluso algunos barman que nunca escuchan cuando pides algo. Muy original, Araceli.
Yo creo que voy a regalar unas cuantas orejas... porque si que atienden a 60 pacientes en un día, pero la efectividad de un médico pasa por escuchar y preguntar bien, y algunos lo hacen ¿gestionan mejor su tiempo? no lo sé...
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