miércoles, 24 de septiembre de 2008

SOLEDAD

Estoy desnuda frente a una pared blanca. En una habitación vacía. Desconozco el origen de mi encierro y el tiempo que llevo aquí. No hace ni frío ni calor. No siento hambre. No me vence el sueño. Vivo sin recuerdos, sin sudor y sin lágrimas. Veo crecer una mancha negra en la pared blanca. Alguien me espera ahí afuera para ponerme un nombre.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Y entonces se nace , y se lanza el primer llanto...
y se espera a ver qué nombre te ponen.
Y qué color de ojos llevarás,
y qué voz,
y qué talentos y torpezas.
Dicen que el nacer es igual que el morir .
Igual de importante , y de natural, y morir no significa desaparecer, eso dicen.
Y que no deberíamos tener miedo.
A los dos lados hay una pared blanca.
Vaya escalofrío.
Un beso y enhorabuena por este texto.

Raúl dijo...

Críptico, a la par que hermoso.

Araceli Esteves dijo...

Gracias a ambos. Me complace que amantes de las palabras y buenos contadores de historias como vosotros, se detengan a leerme.

Miguel Baquero dijo...

Una historia completamente desnuda. Muy bonito. El final es cojonudo.

Anónimo dijo...

Éste sí que funciona, ya ves. Es algo relamido y feminoide, pero funciona.
Te felicito.

Pupila dijo...

Me encanta este texto!, lo encuentro minimalista y profundo. Rara manera de ver el nacimiento.

Gemma dijo...

La consciencia nos hace frágiles, al tiempo que nos convierte en solitarios, sí.

Es el precio.
Saludos