jueves, 1 de noviembre de 2012

UNO DE NOVIEMBRE

 
Escribo con mi gatita blanca enroscada en el regazo. El calor tenue que me regala, penetra y neutraliza los aguijones de este frío volandero. De vez en cuando levanta la cabeza, atiesa sus orejitas marrones, dos montoncitos de arena en la nieve virgen de su pelo blanco, y mira curiosa el correteo de mis dedos por el teclado. Atempera su curiosidad felina, cierra los ojos y resurge la bella estatua con la que el sueño moldea las siluetas de los gatos. El viento de este 1 de noviembre que despelucha los dedos de las palmeras no alcanza a rozar nuestra parcela de felicidad diminuta y perfecta.

14 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Creo que esto es lo primero que te leo que no sea ficción pura y dura, Araceli; ¿porque no lo es, verdad?

En fin, que si lo es no corrijas mi error. Me hace ilusión pensar que no lo es. Te ha quedado muy cercano.

Un abrazo,

Ana Belén García Sánchez dijo...

Bellísimo relato. Tu protagonista y yo compartimos el amor a los gatos. Me ha gustado mucho. Saludos con un miau.

Rosa dijo...

Un momento delicioso.

Besos desde el aire

Araceli Esteves dijo...

No es ficción, Pedro, es lo que he vivido hoy. Tal cual.
Besos

Ester dijo...

Que bien suena lo que dices, que bien le lee lo que escribes. La dulce esa felicidad diminuta, ¡ya crece!
Adiós

David Moreno dijo...

Gracias por tu micro real, un micro intimista, nos revelas cómo escribes y quien te acompaña...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

AGUS dijo...

Es una delicia leer textos así. Y advertir como la realidad se torna ficción, es literatura. Definir el instante es alto tan difícil, y sin embargo, leyéndote parece tan sencillo. Me encanta. Una fisura en el tiempo.

Abrazos.

manuespada dijo...

A veces está bien romper la rutina de la ficción para colarse por la cerradura de la realidad y poder entrever un poco de los autores a media luz. Besos.

Odys 1.99 dijo...

Tan cautivado he quedado en ese instante descrito que he intentado revivirlo con mi demonio de Tasmania; no hay manera...

Elena Casero dijo...

Se nota que no es ficción por la cercanía del mensaje. Y por la visión de la cocina, apetece un café al mismo tiempo.

Besos y felicidades por las lecturas

Flavia Company dijo...

Me ha gustado llegar y encontrar un noviembre que comenzó con la realidad. Ahora ya podemos volver a la ficción. :-) Abrazos.

NáN dijo...

Dime una felicidad que no sea diminuta y te la negaré.

Juan Yanes dijo...

Un texto bellísimo, poético de principio a fin. Hasta que no llegué al final no respiré. Ya leo tus cuentos más duces esperando el hachazo final.

Gemma dijo...

Se os ve muy bien a las dos. Tan a gusto y pimpantes. Besos