jueves, 13 de septiembre de 2012

ESCALERA DE VECINOS

Julia de la Rua
Martita gritaba todo el tiempo, pero sobre todo a la hora de la cena. Sus bramidos arrancaban de pozos profundos y negros, trepaban por el patio de luces y se mezclaban con el crepitar de las frituras y el parloteo de las cazuelas. El padre cuidaba de ella, le daba de comer y la limpiaba. Por las noches cuando la ataba para que no se lastimase, ella empezaba a aullar. Tenía 20 años o 40, nadie lo sabía con exactitud. Sólo que era hija única de una mujer que murió al parirla. El padre había llegado con ella hacía unos años y apenas tenía contacto con los vecinos. Era un hombre delgado y silencioso que caminaba con la cabeza gacha, como si sus pensamientos pesaran y fuera incapaz de sostenerlos. Martita formaba parte de la banda sonora de la escalera. De día los gritos de Martita, de noche sus aullidos. Una tarde cesaron los quejidos y el piso quedó muerto. Un silencio denso como engrudo se pegó en las paredes de la escalera. Hasta que en casa empezaron a escucharse extraños lamentos. Sobre todo por las noches. Primero eran murmullos suaves, asordinados. Ahora ya son más fuertes y constantes. A veces me sorprendo con ellos agarrados a la garganta. Mamá se acerca temblando. Sólo me calmo cuando me llama Martita.

17 comentarios:

Rosa dijo...

Como los aullidos de Martita así se me han quedado agarradas tus palabras.
Plas, plas, plas.

Besos desde el aire

PD. Con tu permiso comparto en fb.

Raúl dijo...

"La niña chica", de Los santos inocentes.

Anita Dinamita dijo...

Buf, impresionante. No solo la historia que es sobrecogedora, y llena de agujeros por los que colarse, sino la descripción del ambiente. Una maravilla
Abrazos

Anónimo dijo...

Me recuerda mucho mi propia escalera. Cada vivienda es un mundo distinto, a veces terrible.

Impresionante

Isabel dijo...

Al principio yo asemejaba los sonidos a los que escucho a diario, pero al avanzar, ¡uf!

¡IMPRESIONANTE!

Besazo.

Lola Sanabria dijo...

Dolores que braman y su eco se extiende y queda prendido en otras gargantas.
Me encantó.

Abrazos solidarios.

AGUS dijo...

Qué bien manejas la intriga y la tensión, hasta llegar a ese final a contraluz. Muy bueno.

Abrazos.

Jes Lavado dijo...

Hace algún tiempo que sigo tu blog y me encanta. Este micro me ha impresionado, por la descripción del ambiente y por el final. Enhorabuena.

Manuel R. dijo...

Me ha gustado muchísimo. Te he descubierto hace poco y la verdad es que estoy impresionado.

un saludo.

Jesus Esnaola dijo...

Vaya, Araceli, deja mal cuerpo este micro. Hay ciertas cosas que se perpetúan, como Martita en tu escalera de vecinos. Tal vez porque el resquicio por el que se nos cuela la perpetuación es el esfuerzo que ponemos en ignorar ciertas cosas.

Abrazos!

PD. Por cierto, qué bien que estés en Barcelona el día 27. Me encantará conocerte.

Olga Bernad dijo...

Uf, qué eficacia para lo inquietante, Araceli. Sigues sorprendiéndome.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Desde esa frase de inicio, que tiene gran relevancia estructural para el micro, esta pieza goza del virtuosismo con que manejas su esquema de tensión, Araceli.

Tal como se apunta en el resto de comentarios, es el efecto de condensación y su intensidad lo que mueve el fuelle narrativo de la pieza. Me parece un gran acierto la focalización que has escogido, así como la dosificación de los silencios y ese final de epifanía que nos deja los pelos de punta.

Mis aplausos.

P.D.: como no recuerdo si ya te lo he dicho, te doy mi enhorabuena por esa faz de piraña que se te ha puesto.

Un abrazo,

Cortacuentos dijo...

Me quito el sombrero, el peluquín, la vergüenza y lo que sea necesario ante tu buena prosa. Magnífico relato, muy bien llevado e inquietante.

Una perta.

Propílogo dijo...

Qué montón increíble de imágenes diáfanas y espeluznantes. Desde los bramidos, pasando por los pensamientos pesados y el engrudo, hasta el final, con esa calma posesión...
A sus pieses.
Abrazo
Gabriel

Unknown dijo...

Enhorabuena por las buenas nuevas.Tú me entiendes.

Juan Yanes dijo...

¿Cómo una cosa tan pequeña puede producir tanto pavor? Eres una maestra, chapeau.

Javier Ximens dijo...

De miedo, es tremendo, acogota el relato. El final crea un dolor en mi mente. ¿El fantasma de Martita transita? Final abierto, creo, o no llego.
Enhorabuena por las pirañas. Te he visto en las fotos de Barcelona. Un abrazo