domingo, 10 de junio de 2012

año 4023

Los descendientes de los únicos supervivientes de las catorce colonias de Juno viajan en una nave trifásica en un éxodo que ya dura trescientos años saturnianos. La única voluntad que les une, a ellos y a sus antepasados, es la busca de una respuesta. De padres a hijos, y de estos a sus nietos, la búsqueda ha sido el motor, el sentido último, el descanso. Pero la pregunta evolucionó, las coordenadas de la ecuación se fueron distorsionando con la misma arbitrariedad con la que se modifican los recuerdos, jaleados o enfriados para adecuarse a la voluntad inconsciente del recordador. Con la pregunta diluida entre los riachuelos de tantas generaciones, el viaje sigue, imparable, por el laberinto espacial.

12 comentarios:

Rosa dijo...

Con el tiempo todo se diluye...Incluso el sentido de la vida.
Me ha gustado mucho la nave trifásica.

Besos desde el aire

AGUS dijo...

Bueno, al menos me alegra saber que en ese futuro sin futuro que nos pintas sigue vigente el caminante no hay camino. Desolador.

Abrazos.

Petra Acero dijo...

El tiempo difumina las intenciones, los sentimientos, los recuerdos más profundos. Pensamos que nunca pasará, que nuestra vida depende ello, pero se diluyen, se enmascaran, ...
¡El tiempo! El hombre es temporal , como su memoria.
Un beso, Araceli.
Un relato atemporal.

Laura dijo...

El paso del tiempo complica las ecuaciones porque añadimos más y más variables o incógnitas de difícil solución. Ya no basta con preguntarse de dónde venimos, ahora hay qué preguntarse : para qué, por qué, con quién, cómo ...? ...no quiero ni imaginar cuáles serán las preguntas Trifásicas en el 4023...

Me ha gustado mucho. Un abrazo desde mis palabras Araceli.

Luisa Hurtado González dijo...

Un viaje que se inició con un fin y que ahora parece no tenerlo, un viaje eterno que se vive en un sitio no demasiado grande y frío, porque es espacio es oscuro y frío. Un viaje desalador.
(Me gusta la ciencia ficción de modo que... me lo has puesto fácil o quizás es que la fácil soy yo)
Un beso, Luisa

Lola Sanabria dijo...

Este es uno de esos relatos que me marean sólo con imaginar ese éxodo infinito sin futuro.

Abrazos desolados.

Elysa dijo...

Es cierto, aturde la inmensidad del viaje cuando se ha diluido el motivo de su inicio.

Besitos

Juan Yanes dijo...

Debe ser que lo importante son las preguntas que somos capaces de hacer y no la búsqueda de respuestas... A mí también la ciencia ficción me deja aturdido y siempre creo que faltan algunas dosis de silicio y más brillo negro de nikel...

Javier Ximens dijo...

A mi me haces pensar en las religiones, siguen buscando pero ya no saben qué.

Flavia Company dijo...

¿O sea que todo esto que nos pasa es porque somos descendientes de las catorce colonias de Juno? Ya decía yo que esto no podía ser así porque sí.

NáN dijo...

Es que cuando por fin sabemos las respuestas, nos han cambiado las preguntas.

Gemma dijo...

Estoy con Nano. Cambia la vida a una velocidad tan vertiginosa que no resulta extraño descubrir de pronto que las preguntas que nos movían ya no nos sirven.
Besos!