Tengo
que empezar entonando el “mea culpa”, asumiendo la magnitud de mi traición.
Con
nocturnidad y alevosía he aprovechado una noche oscura en la que repostaba
gasolina para abandonar a mi pobre blog en la gasolinera. A su suerte.
Como
padre desnaturalizado con sentimiento de culpa (no olvidemos que la culpa es
egoísta, la fabricamos para no sentirnos tan malvados) vuelvo de vez en cuando
a repostar y le tiro algún mendrugo, le doy un besito y aprovecho para
recordarle todo lo que ha hecho por mí. Porque sin blog no hay libro. Yo fui el
padre, puse las semillitas, pero el que lo tuvo cuatro años en su vientre es mi blog. Sin los ánimos que me transmitía de las visitas, sin
haberme presentado a Flavia y a Fernando, no llega el papel. Y aunque intuye que
me veo con Facebook no me dice nada, no reclama, hasta me sonríe cuando le
visito. Y eso duele, es lo que más duele, más que una patada en los ovarios.
Ahora
tengo mucho trabajo con nuestra criatura, le digo, el libro no me deja dormir
por las noches. Pero un día de estos te llevaré a dar un paseo, te escribiré
cositas y volveremos a estar juntos. Te quiero mucho, mucho, lo sabes. Palabras
huecas que sólo subrayan la dimensión real de la traición, del innoble gesto que avergüenza a la familia.
Ego non
te absolvo.
7 comentarios:
Como los buenos perros que, olvidados durante todo el día, nos da reparo acercarnos a ellos para acariciarlos solo cuando a nosotros nos va bien... Pero que en cuanto lo hacemos, ellos mueven rítmicamente su cola, descargándonos de toda culpa.
Aracelí, muchas felicidades por tu libro, y siempre un gusto acudir a tu blog.
Un abrazo.
Amparo
Buen símil, Araceli. No debe la protagonista sentirse culpable, son etapas en el desarrollo. Quizás el blog es el libro de niño. Espero poder leerte pronto.
¡Fantástica historia dedicada a los blogs! No lo dejes abandonado para siempre, él no lo haría.
Abrazos blogueros.
Cómo sois, los escritores.
Confieso que te había abandonado a ti a y a otros muchos. Un tierno alejamiento.
Y ahora veo que te lucías poco y me perdía poco, pero has parido un libro con el tiempo de una elefanta, enhorabuena.
Como no quiero ser como tú, cuando me publiquen un libro en lugar de desaparecer abriré 77 blogs.
Besos
Mi egoísmo -ese que justifica el sentimiento de culpa- me hace sonreír sabiendo que puedo leerte en el blog y en el libro (que estoy disfrutando sobremanera, poquito a poco, como cuando me regalan una bolsa de cacahuetes bañados en chocolate negro)
:-)
Me ha gustado esta entrada. Para vuestra tranquilidad -la tuya y la del blog- si algo tengo claro es que vendré cada vez que vea la luz encendida.
Un abrazo,
He llegado a ti por el blog de Humberto Dib.
muy buen hallazgo.
saludos
carlos
jajajaja qué bueno !!
...
y tu libro cómo lo consigo??
Besos
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