Los mismos cereales sobre la mesa, el mismo olor a chocolate caliente, no hay gritos ni caras extrañas, no hay preguntas, hay un movimiento extraño en la boca de mi madre cuando sonríe, algo muy leve, como si a media boca le costara acabar de sonreír. Todo lo demás sigue igual, esa normalidad es lo que más me asusta. Intuyo que la puerta que papá abrió anoche, ya no volverá a cerrarse. El cambio es definitivo, pienso. Evito la mirada de mi padre. Sabe que lo sé todo.
12 comentarios:
Soberbia contención en la que se presiente la electricidad que carga el ambiente antes de la tormenta. Me gusta, sobre todo, la ambigüedad final.
Abrazos
Tengo que repetir lo de Susana: ambgüedad y el silencio en el centro de la tormenta. Sobre todo ese estilo que disfraza la historia de levedad.
Mis respetos.
Me gusta el título que nos parece presentar algo que no tiene mucha trascendencia para al final descubrir que es un cambio que no tiene marcha atrás, definitivo, sin vuelta.
Muy bello, Araceli.
Un abrazo.
Parece estar todo contenido, esperando para salir.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Muy medido. Antepones el final elíptico al contundente, dejándo que por ese resquicio se cuele el dolor.
Abrazos
La boca diciendo sin decir, como preludio de lo que va a ocurrir.
Me gusta mucho.
Besos.
Si sabe que lo sabes, es muy difícil la vuelta atrás.Y me pregunto ¿beneficia a alguien esta "no vuelta atrás", es por buscar un final menos normal. Saltos y brincos Ester
Muy contenido, deja la sensación de que algo va a suceder y ya nada lo puede parar. Es como andar con pies de plomo para que no noten que estamos aquí.
Besitos
De tan leve, de tan sutil y elíptico, es de una contundencia brutal. Conciso y medido en las imágenes. Todo casi congelado, ralentizado. Y silencio.
Excelente
Gran sutilidad la que refleja este relato en que unas breves pinceladas dan a entender un mundo que se acaba de romper. Se palpa en el ambiente que algo muy grave ha sucedido y que a partir de ahí, los pequeños detalles cobran una gran importancia.
Es un micro redondo.
Abrazos.
Hay algo obsceno en los conflictos demasiado explícitos... Así, todo soterrado, oculto, es más intenso. Es un placer leerte.
A mí sí que me dejas con la boca abierta. Que bien te las apañas para decir tanto con tan pocas palabras. ¡Guau!
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