No te amo. Ya está, ya lo he dicho. Tantos meses pensando en la forma de soltarlo y al final no ha sido tan difícil. Ya no te amo. Además sé el momento exacto en el que dejé de hacerlo: el día que se te ocurrió vestirte con ese chándal azul y blanco. El chándal, deberías saberlo, es un exterminador del deseo. Y el deseo y el amor, que son primos hermanos, desaparecieron sin hacer ruido cuando el sol tiñó de sangre licuada aquel atardecer en el que volviste a ser sapo.
No imaginas cuánto me aburren tus historias del trabajo. Iván me parece el tipo más pesado del planeta. La retransmisión íntegra de vuestras conversaciones en la oficina me resulta anestesiante. ¿No te has dado cuenta de que mientras hablas no dejo de estrangular bostezos’? Nuestros besos han envejecido, Matías. Es lo que envejece más rápido. Y un beso viejo ya no es beso.
Te quiero, eso sí, como a un primo cercano, un hermano de la vida. Pero el amor, Matías, eso ya es otra cosa. Las primeras veces que me hablaste de las tardes de niño en el hipódromo con tu padre, te imaginaba tan bien con tus pantalones cortos y las rodillas tatuadas de tierra. Entonces la felicidad era la promesa de algo que palpitaba en las puntas de los dedos. El niño que fuiste, el que sobrevivía en ti, se abría camino y explotaba en mi nariz burbujas de ternura.
Ahora todo son relecturas de un libro manoseado, el mismo libro una y otra vez. Ya ni siquiera discutimos. Nos hemos acartonado en la costumbre y nos aburrimos. Sólo nos acompañamos en el aburrimiento, nada más. Y no hay peor tristeza que esa, Matías. Yo así, con esa pena que me subió como un mareo y ya no se me bajó más, no quiero vivir. Ya está, ya lo sabes. Ahora me siento mucho mejor.
Bueno, voy a ir borrando el texto, que un día de estos me pillarás con los dedos sobre el teclado y a ver qué te explico. Además se hace tarde y aún tengo que prepararte ese arroz con leche que tanto te gusta, cariño.
25 comentarios:
Estupendo desde el principio. Tu relato me ha traído dos recuerdos: el primero es cinematográfico: la película "Revolutionary Road", con DiCaprio y Winslet en estado de gracia. Lo que escribe tu personajes es lo que ella acaba pensando de su marido, el supuestamente aventurero acomodado a la vida gris de la oficina.
El segundo tiene que ver con la historia del libro, ya que en la Antigüedad y en la Edad Media se hacía uso de un tópico llamado "de la conclusión". Consistía en dejar de escribir un texto con excusas varias: ya me duele la mano, estoy fatigado, ha oscurecido, etc. Gracias a ese tópico tenemos hoy certeza de dónde acababan algunos manuscritos medievales.
Un beso.
Jejeje, cuando dijo lo del chandal pensé que el narrador era un hombre porque, ¿hay alguna mujer que le quede bien?
Cuántas cosas se callaría también él, ¿verdad?...
Este relato no es ficción, es la vida misma.
Me encantó.
Excelente, Araceli.
Noqueado estoy.
Qué bien vas escribiendo lo que dice la foto. Cómo cae encima esa pesadez.
Pero el final de Penélope (la penúltima frase) me dio una pena enorme. Y la última un desconcierto.
Que es una de las pretensiones, de la literatura, ¿no? Dejarte fuera para ver cómo te las apañas.
Bravo, brava.
La cotidiana tragedia del amor
que se termina, para dar cabida
al tedio, al aburrimiento en
compañía, pero que es imposible
confesar o admitir y fácil de
esconder detrás de un pequeño
plato de arroz con leche...
Eres única, Araceli.
Un beso
BB
genia genia, me inclino ante ti...
por tu culpa ya tengo ciática.
Pero qué bueno , el texto, qué bueno,te odio un poco también , la verdad,porque me PARECE TAN BUENO....
Jeje.
Besos
Excelente.Asuntos comunes del ser humano. Ilustras tu relato con foto de película. Yo me acorde de Secretos de un matrimonio para escribir de lo mismo. El momento siguiente, ese en el que se decide seguir sin amor, con el arroz con leche, con el aburrimiento. Desactivada la pasión, el protocolo a seguir tu lo señalas con la última frase cargada de ironía. Enhorabuena
Ese arroz con leche es el único nexo que los mantiene unidos. Pero ¿en calidad de qué? Se me ocurre que tu microrrelato es la confesión de una condena, el testimonio de una condenada al arroz con leche. Magnífico, Araceli.
Un abrazo
Ay, cómo duele todo esto. Cuánto de verdad hay en tu relato. Y cuánta gente hay en esa situación (creo yo)aunque nunca se atreva a imprimirlo ni a salvar los cambios.
Buenísimo. Un abrazo
Hay muchas maneras de contar la desaparición del amor, o más bien de esa chispa que pica en el alma. Luego, tal vez no sea exactamente desamor, sino la ausencia de ese pellizco vivo en el corazón. Estas líneas me parecen muy buenas :
"El niño que fuiste, el que sobrevivía en ti, se abría camino y explotaba en mi nariz burbujas de ternura.
Ahora todo son relecturas de un libro manoseado."
Lo mejor, descubrir al final que esa valentía sólo sea verdad, como casi todas, en el pensamiento: "voy a ir borrando el texto, que un día de estos me pillarás con los dedos sobre el teclado y a ver qué te explico".
Genial y cierto como la vida misma.
So-ber-bió.
ANTONIO
No hay nada que me guste más que la evocación que surge tras leer un texto.Si éste te ha traído dos recuerdos, estoy más que contenta. Y desconocía lo del tópico de "la conclusión". Eres un pozo de sabiduría, Antonio.Nada como tener a un profe cerca.Besos
SINUOSA Odio los chandals. ¿Se ha notado?
HERMAN Me alegro de que te lo haya parecido.
NáN, yo creo que eso que llamas pesadez es inevitable sentirlo cuando convives con la misma persona durante muchos años. Otra cosa es que te llegue a molestar.
BB, Tú también eres única y me encanta que al menos te dejes caer por aquí ya que no te animas a tener tu propio blog.
REYES, no mujer, no te inclines, que las ciáticas son muy malas.Je je..
LOLOGUIT Bienvenido. Por lo visto hemos coincidido en el tema.Algo hay en el aire, parece.
MEGA Exactamente.Me encanta esa visión de la condenada al arroz con leche. No lo hubiera podido sintetizar mejor.
Sí, MIGUEL, mal de muchos parece.
Hay algo perverso en las relaciones de pareja de muchos años, sin duda.
OLGA, es que cuando desaparece la chispa se lleva con ella muchas más cosas de las que creemos. Solemos conformarnos pero es así. Me alegro de que te haya gustado.
Raúl, me-a-le-gro de que te lo pa-rez-ca.Besos
Está magníficamente narrado: se lee con una facilidad asombrosa, con la misma con la que se identifica la propia vida en tus palabras.
Pero claro, ¿cómo puede una mujer vivir un montón de años con un tipo que se llama Matías?
HANK, no veas lo que me cuesta encontrar nombres para mis personajes. Pero creo que esta vez lo he clavado. Me encanta verte por aquí. Besos.
Ey, Hank, no te pases que mi abuelo se llamaba Matías. Muy bueno, Araceli, a pesar del nombre que le has puesto (que por cierto, casualidad, en mi último post uno de los personajes se llama así). Pero me has quitado lo del chándal, quería escribir algo sobre este traje de domingos (arghs!). Molts petons.
Buenísimo el relato. Desde la primera frase a la última. Y como siempre, el final impredecible y que te sacude por la verdad tan grande que expresa. Qué de parejas viven atrapadas en esa telaraña de besos viejos (me ha encantado esa expresión) y de amores de hermanos de vida. Te pongo un 14 sobre 10. Que lo sepas.
Besito.
Me ha encantado, Araceli. Me gustan mucho cómo atrapas esas paradojas entre tus línes, esos sentimientos aparentemente contradictorios porque la vida está hecha fundamentalmente de eso.
Besitos.
STRONGBOLI
Seguro que tu abuelo era cojonudo a pesar de llamarse Matías. Nadie es perfecto.Que no, que es un nom molt bonic.
TORTU
Muchas gracias, ojalá te huibiera tenido de profe en el cole. La de traumas que me hubiera ahorrado.
BÁRBARA, tienes razón, la vida está llena de sentimientos contradictorios. Es lo que nos hace humanos, supongo. Besos nada contradictorio.
cuántas parejas deberían tener ciertas conversaciones..
Que podemos hacer cuando se ha prometido acompañar a ese sujeto hasta la muerte de uno de los dos!!!!!!
Yo estoy haciendo tesito cada dos horas porque està con gripe.
Ayer estaba pensando que años atras cuando estaba enfermito,guardando cama, me lo pasaba conversando con él.
No obstante eso cuando se enfermò de cuidado me querìa morir.
JORDIM, O tal vez esté ya todo demasiado hablado...
ANA,Sí, en esa contradicción vivimos...
A veces faltarle el respecto a los pequeños detalles en una relación nos hace dejar de amar. Cuidémoslos.
Ahora que te leo -con una entrada de retrado, lo sé; no me riñas-, pienso que esta historia bien podría ser la otra cara de mi "Acto de amor".
Ciertamente, si no fuera porque sé que somos familia, me empezaría a intrigar nuestra sincronía literaria, prima.
Es un relato estupendo, felicidades.... lo vives, hasta que "suena el despertador" y zas! en pie, y a seguir.... cuánta cobardía.... así nos va. Un saludo cordial.... :)
Pobre Matías, y él creyendo que estaba todo bien.
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